Dirección: German Arango
País: Colombia
Duración: 72′
Oneida aprendió desde niña a cantar alabados, cantos fúnebres con los que las comunidades afro despiden a sus muertos para que tengan un buen retorno al lugar de las almas. A los ocho años una serpiente devoró su pierna izquierda, obligándola a quedarse para siempre en Pogue, su pueblo, un lugar enclavado en la selva al que solo se puede acceder por el río Bojayá. En 2002, su territorio vivió uno de los hechos más infames del conflicto armado colombiano. Hoy sus cantos y los de todas las alabadoras de Bojayá, representan el clamor de paz.